Mi primera meditación de la mañana la hice con los alumnos de una clase de escuela primaria. Nos enfocamos en que “lo que no se ve” de los árboles, es fundamental para que estén en pie y puedan crecer. Nos imaginamos extendiendo raíces luminosas, desde nuestros pies hacia abajo y encontramos relajación, estabilidad y también las raíces de nuestros compañeros, ya que estamos conectados “por abajo” con la tierra que todo lo nivela y unifica.
También nos masajeamos los pies, nuestra conexión simbólica con las raíces, para entender qué bien nos hace sentir un poquito de contacto físico reparador.
Podés probarlo donde estés ahora que seguro te hará bien.