Taller para alinear tu corazón con tu acción con Diego Sanchez el 31 de mayo 2014 Montevideo
El Sentido de la Acción
Hacer lo que uno ama, amar lo que se hace, actuar desde el corazón, materializar el fruto del amor, son expresiones de quienes encuentran sentido en cada cosa que hacen. A veces sólo alinear el corazón con la acción es suficiente, pero otras veces si no sabemos qué es lo que queremos hacer resulta más difícil darle sentido a lo que hacemos.
El síndrome de burn out, la fatiga y la depresión muchas veces vienen de estar haciendo a diario algo que va contra lo que nos pide nuestro instinto, o directamente por sentirmos “atados de manos” para tomar decisiones sobre lo que realmente queremos para nuestro futuro.
En este punto del desarrollo espiritual de la humanidad hay un gran empuje para alinear nuestras acciones con nuestra misión. Ya no es tan sencillo hacer un trabajo que no esté de acuerdo con nuestros principios o ideales y sentimos cada vez más presión para tener integridad y congruencia con lo que intuitivamente pensamos que es correcto hacer. La tecnología y la comunicación incluso colabora en este proceso, diversificando cada vez más las opciones laborales y facilitando la materialización de casi cualquier objetivo material que uno se proponga, poniéndonos más cerca de nuestros objetivos en la vida. Hoy no es raro ver personas que dejan un trabajo seguro para hacer el emprendimiento que siempre quisieron hacer, o volver a los estudios para completar una carrera, o desprenderse de cosas que no estan alineadas con lo que uno es.
Estamos sintiendo el llamado de nuestros más altos ideales y sentimos la presión para materializar nuestros sueños a pesar de los riesgos. Parece ser el momento de ponerse en camino y cuanto antes, mejor.
Conectando talento con acción = Misión
El Espíritu Profesional en términos chamánicos, es una parte del espíritu que almacena las experiencias de vidas pasadas y que se manifiestan en nuestra vida presente como talentos innatos para hacer ciertas cosas.
No siempre encontramos situaciones profesionales o personales donde nuestros talentos puedan brillar, y gran parte del tiempo lo dedicamos a hacer cosas que nada tienen que ver con la razón para la cual estamos en este mundo. Por más que tengamos motivaciones que nos hagan seguir adelante, hay una diferencia enorme cuando uno hace las cosas por deber, o porque se siente conectado y sostenido por cada cosa que hace.
Una vez que logramos aplicar nuestra inteligencia innata detrás de una causa, podemos decir que estamos cumpliendo con nuestra Misión.
Nuestra misión en el mundo no siempre coincide con lo que vemos en las películas: el héroe es sólo uno de los muchos arquetipos que han existido en la humanidad, pero cómo cumplimos nuestro destino también depende de nuestra personalidad energética y de nuestros conflictos adquiridos o heredados.
Tenemos una misión biológica y una misión espiritual.
La misión biológica es lo que se conoce en la psicogenealogía como el “proyecto sentido”, es la razón que da vida a nuestra existencia y nos es dado por nuestro clan familiar. Desde esta perspectiva, la pregunta ¿para qué fuimos concebidos?, tiene que ver con una función que nos es otorgada y deberemos cumplir de acuerdo a los intereses del clan. Como ejemplo, podemos haber sido concebidos para afianzar la pareja, o evitar una ruptura matrimonial, para acompañar a la madre, padre, hermano-a, para mantener a la familia, para seguir el legado paterno, para demostrar la virilidad de padre o la femineidad de madre, para cuidar a los padres cuando sean ancianos, y muchos otros sentidos que se le pueden dar a nuestra llegada al mundo, pero generalmente eso tiene que ver con los conflictos de nuestros padres y no los nuestros. El objetivo es darle más chances de supervivencia a nuestro clan biológico, cumpliendo una función que el clan necesita de nosotros. Porque estamos vivos gracias a eso que se necesitaba en el clan, aunque no nos guste nuestro rol, no cumplirlo es traicionar algo muy íntimo. De todas formas, entendiendo esta dinámica transgeneracional, uno puede desprenderse de esos mandatos familiares, o buscar una manera más sana de cumplirlos.
El Espíritu Profesional (una de las partes del espíritu según algunas tradiciones chamánicas) en cambio, está más ligado a nuestra familia espiritual y las familias espirituales son grupos de almas que están unificadas por misiones específicas que son necesarias para la existencia y desarrollo espiritual de la Humanidad, o sea que trasciende lo que es estrictamente el clan biológico. Las misiones de las familias espirituales pueden ser muy variadas y se muestran como arquetipos: hay guerreros, apoyos, líderes, seguidores, protectores, arquitectos de la realidad, puentes o conectores, conservadores de conocimiento, creadores y destructores de estructuras, comunicadores, etc.
Cumpliendo con nuestro Proyecto Sentido, validamos a nuestros padres. Manifestando nuestro Espíritu Profesional en acción materializada, validamos nuestra verdadera misión, volcando talentos en el presente que hemos adquirido a través de varias vidas pasadas.
Cuando nos liberamos de mandatos biológicos y conectamos con nuestra misión espiritual, podemos finalmente imbuír de espíritu nuestra acción. Conocer y conectar con este proceso, es una clave esencial para permitirnos tener abundancia y felicidad, recibiendo el apoyo del universo en cada cosa que materializamos en nuestra vida diaria.-
Amar lo que uno Hace, Hacer lo que uno Ama