Mientras paso unos días en la playa con mis dos hijas, pienso, preparo y cocino menúes variados (esta vez en torno a camarones y almejas, fruto de la bondad infinita de las costas de Rocha, Uruguay), lavamos platos, les leo algo sobre Artemisa, o la que toque en mi capítulo del día sobre las diosas griegas, insisto que practiquen los acordes de su canción favorita en la guitarra, juegan en el jardín, vamos a la playa, caminamos, se quejan que me pongo a hablar con un vecino tras de otro (mis conocidos de toda una vida), me analizan mis humores o las inflexiones de mi voz mientras compartimos la mesa, se pelean mientras tienden sus camas o se refugian en sus pantallas de a ratos, en medio de todo esto, pienso, me siento en mi computadora y preparo dos retiros (uno en Argentina y otro en Ibiza), que en el fondo tratan sobre cómo llevarnos mejor con la energía femenina. Estando separado de la madre de mis hijas hace un par de años ya, no parecería que estamos de acuerdo en como funcionaron nuestros roles en la pareja, pero valoramos los roles que desempeñamos en la familia como padres y eso es una bendición, que dará fruto en nuestras hijas. O sea que, mi relacionamiento como hombre con la energía femenina, ha sufrido sus golpes y sigo aprendiendo, palmo a palmo, a fuerza de prueba y error. Es una universidad de la que uno no se escapa y las clases son todos los días (y noches). Hoy domingo, después de las almejas, me conecté a un foro por internet, un rato antes de la siesta y me encontré citado por varias fuentes en una discusión sobre la participación femenina en mi profesión de terapeuta de shiatsu. Entre el 70-80% de los practicantes de shiatsu son mujeres, pero la mayoría de los que nos destacamos en la enseñanza de shiatsu, somos hombres. Esto parece que se extiende a otras profesiones, (la que me pareció más dramática es la de los peluqueros, cuyos clientes son 99% mujeres) y mi visión es que ahí no se aplica la excusa del patriarcado. No digo que en otras áreas no se apliquen las desventajas del patriarcado arcaico hacia las mujeres, pero ¿porqué las mujeres, cuando pueden elegir libremente, eligen a hombres en vez de mujeres? No tengo una respuesta lógica pero sí lo entiendo intuitivamente y eso es lo que invito a la gente a explorar en mis retiros o en las sesiones individuales. Explorar qué es energéticamente la energía femenina, o masculina, dentro de cada uno y en la naturaleza, nos conecta con otro sentido de las cosas que hace que no sea tan importante ganar la batalla de la lógica.